¿Y sí solo hiciera falta un juguete para acercar la ciencia a los niños? ¿Y sí jugando pudiéramos despertar vocaciones?
Como un pequeño caballo de Troya, un juguete puede llegar a sus vidas y enseñarles otra forma de mirar el mundo. Son divertidos, les entretienen, pero sobre todo les ayudan a desarrollar su imaginación. Les permite aprender nuevas habilidades. Les muestran lo que pueden llegar a ser.
Esto es lo que pensaron un grupo de científicos e ingenieros del Imperial College, que preocupados por la falta de diversidad en las carreras de ciencia y tecnología decidieron crear Science Toy Award. Un premio que quería romper con la idea de que la ciencia es complicada o aburrida. Que es solo de chicos. Que hay que ser un genio para entenderla.
Querían poner su granito de arena y acercar a niños y padres juguetes que fomentaran el pensamiento científico. Conseguir que cualquier persona, aunque no estuviera familiarizada con el tema, al pasar por una juguetería y ver el sello, supiera que ese juguete se merecía un hueco en casa.
Inspirados por el proverbio africano “Para criar a un niño hace falta toda una aldea” se unieron a empresas jugueteras, sociedades científicas, museos y colegios para llevar a cabo el proyecto. Entre otros cuentan con el apoyo del Imperial College, The Institute of Physics o el Science Museum of London.
Entre todos los juguetes que se presentan cada año, un jurado especializado elije varios finalistas. Todos ellos juguetes que promueven la curiosidad y fomentan las ganas de explorar de los más pequeños. Que les invitan a interaccionar con el mundo que les rodea. Pero que además, deben ser flexibles, inclusivos y económicos para llegar a toda la gente posible. Después, esos juguetes tienen que pasar la prueba de fuego. Cientos de niños y niñas de varios colegios de Londres juegan con ellos y eligen su favorito. Ese será el que se lleve el premio especial.
Entre los ganadores de estos últimos años hay de todo. Desde un juego de mesa que enseña como programar hasta un juguete con el que aprender el ciclo del agua mientras juegas en la bañera. Y es que a veces, solo hace falta un juguete para sacar al científico que todo niño lleva dentro.
Estos son algunos de los juguetes ganadores y finalistas que podéis encontrar en España sin problemas:
1. CodeMaster:
Este juego de mesa fue el ganador del 2016. Sin necesidad de un ordenador, ayuda a desarrollar los pasos lógicos que se usan en programación. Un juego que también enseña a resolver problemas, planear, y a razonar secuencialmente. A partir de 8 años.
2. Maker Studio:
Un montón de piezas y engranajes para construir 4 desafíos. Desde un coche de carreras a un teleférico pasando por un vehículo de 3 ruedas. Pero esto es solo el inicio; reciclando materiales que haya por casa, y con los principios aprendidos, se pueden inventar casi cualquier cosa. Un juego para inspirar el amor por la ingeniería. A partir de 7 años.
3. Plui Rain Cloud de Moluk:
Un juguete para la bañera que enseña cómo funciona la lluvia y les ayuda a entender el ciclo del agua. Con un mecanismo similar al de una pipeta pueden hacer llover usando un solo dedo. A partir de 2 años.
4. HIX de Moluk:
4 conos de silicona de colores que pueden doblarse, transformarse, apilarse y engancharse de mil y una formas. Perfecto para que los más pequeños desarrollen la motricidad y la visión espacial mientras que exploran las diferentes formas geométricas. A partir de 0 años.
5. Cubbeto de Primo Toys:
Este juguete se llevó la mención especial del 2017 porque a pesar de que su precio es bastante más elevado, permite aprender los pasos lógicos de la programación informática de forma divertida y sin necesidad de pantallas. En este pequeño robot de madera cada pieza representa una acción y combinándolas se consigue dirigir su movimiento. A partir de 3 años.